Si eres de los que sienten que la vida cobra otro sentido cuando montas en tu moto, la Comunidad Valenciana te está esperando. Aquí encontrarás carreteras que parecen dibujadas para nosotros, los moteros, con ese equilibrio perfecto entre curvas que te ponen los pelos de punta y paisajes que te obligan a parar cada dos por tres para sacar el móvil. Desde las brisas saladas del Mediterráneo hasta esas montañas del interior que te dejan sin aliento (y no solo por la altitud), vamos a recorrer las 5 mejores rutas que harán que tu próxima escapada sea de esas que cuentas una y otra vez en las quedadas. Agarra el casco, que nos vamos de ruta.
¿Cuáles son las 5 mejores rutas en moto por la Comunidad Valenciana?
Mira, la Comunidad Valenciana se ha ganado a pulso su fama entre los moteros, y no es para menos. Aquí tienes de todo: desde esas carreteras costeras donde el sol te acaricia la cara mientras hueles el salitre, hasta puertos de montaña que te recuerdan por qué empezaste a montar en moto. Las 5 rutas top que todo motero debería hacer al menos una vez combinan lo mejor de ambos mundos. ¿Qué hace que una ruta sea especial? Pues esa sensación de que la carretera fue diseñada pensando en ti, cuando cada curva fluye hacia la siguiente como si fuera una sinfonía, cuando el asfalto está tan bien que podrías cerrar los ojos (aunque mejor no lo hagas, ¿eh?). Y claro, cuando llegas a ese mirador donde todos paran y piensas “ostras, qué pasada”, ahí sabes que has elegido bien. Cada ruta tiene su personalidad: algunas te retan con curvas cerradas que ponen a prueba tus reflejos, otras te relajan con rectas largas junto al mar donde puedes pensar en tus cosas mientras el viento te abraza.
Ruta del Silencio: Una experiencia motera única en Valencia
La Ruta del Silencio… solo el nombre ya te dice que esto no es una ruta cualquiera. Sales de Valencia ciudad y poco a poco el ruido del tráfico va quedando atrás, como si fueras entrando en otro mundo. Te lo juro, hay momentos en los que paras el motor en algún recodo y el silencio es tan profundo que casi da vértigo. El asfalto está de lujo, de esos que te hacen sentir pegado a la carretera, y las curvas… ay, las curvas. Son de esas que no te machacan pero tampoco te aburren, perfectas para ir pillando ritmo sin jugártela. Pasas por pueblecitos donde parece que el tiempo decidió tomarse unas vacaciones permanentes. En Tuéjar la gente todavía te saluda cuando pasas, y cuando llegas a Benagéber y ves el embalse brillando bajo el sol, entiendes por qué algunos moteros dicen que esta ruta es casi una experiencia espiritual. Ojo, que no es coña: hay algo mágico en estar ahí, solo tú y tu moto, rodeado de naturaleza pura, sin más banda sonora que el ronroneo de tu motor cortando el silencio.

Ruta por la Sierra Calderona: Curvas y paisajes impresionantes
Vale, si lo tuyo son las curvas de verdad, la Sierra Calderona es tu paraíso particular. Este parque natural entre Valencia y Castellón es como un parque de atracciones para moteros adultos. Sales de Valencia y en nada estás metido en un laberinto de curvas que suben y bajan como si estuvieras en una montaña rusa. El pueblo de Serra es parada obligatoria, no solo para estirar las piernas (que también), sino porque tiene ese rollo de pueblo de montaña donde todavía puedes tomarte un café decente mientras charlas con otros moteros que han tenido la misma idea. Lo mejor de esta ruta es que nunca sabes qué te espera en la siguiente curva: puede ser una horquilla cerrada que te obliga a reducir a segunda, o de repente se abre el paisaje y ves el Mediterráneo allá a lo lejos, brillando como si alguien hubiera esparcido purpurina sobre el horizonte. Los pinos huelen que da gusto, sobre todo después de llover, y las formaciones rocosas parecen sacadas de una peli del oeste. Eso sí, ve con cuidado porque algunas curvas son traicioneras, de esas que parece que se abren y luego se cierran más de lo esperado. Pero oye, ¿no es eso parte de la diversión?
Ruta costera: Del Saler a Cullera con vistas al Mediterráneo
Esta ruta es de esas que haces cuando necesitas desconectar pero sin complicarte la vida. Sales del Saler, a un tiro de piedra de Valencia, y la carretera te va llevando junto al mar como si fuera tu copiloto personal. Pasas por la Albufera, ese pedazo de naturaleza que parece mentira que esté tan cerca de la ciudad. Haz una parada en El Palmar, que sí, es turístico, pero una paella como Dios manda después de unas horas de moto… no tiene precio (bueno, sí, unos 15 euros por cabeza, pero me entiendes). El camino hasta Cullera es pura terapia: los arrozales a un lado, las dunas al otro, y ese azul mediterráneo que nunca te cansas de mirar. Cuando llegas a Cullera y subes hasta el castillo, la vista desde arriba compensa cada kilómetro. El faro es el broche de oro, con esas panorámicas que hacen que todos saquemos el móvil para la foto de rigor. En verano está genial porque puedes combinar moto y playa, aunque prepárate para compartir carretera con más gente. Mi consejo: hazla en primavera u otoño, cuando las temperaturas son perfectas y no hay tanto coche de domingo.
¿Qué rutas en moto por Valencia ofrecen las mejores vistas y miradores?
Si eres de los que paran más a hacer fotos que a echar gasolina, Valencia es tu sitio. La geografía aquí es una locura: tienes montañas que se levantan casi desde el mar, valles escondidos, y miradores naturales que parecen puestos ahí solo para que los moteros tengamos excusa para parar. Lo bueno es que muchas rutas están pensadas (o eso parece) para conectar estos puntos panorámicos, así que puedes ir saltando de mirador en mirador sin aburrirte del camino. Cada uno tiene su rollo: algunos te ofrecen esas vistas de postal con el mar de fondo, otros te muestran valles verdes que no esperarías encontrar tan cerca de la costa. Y luego están esos miradores secretos que solo conocen los locales, esos que no salen en las guías pero que cuando llegas dices “¿cómo puede ser que esto no sea más famoso?”. La verdad es que a veces cuesta decidir si merece más la pena el viaje o el destino, pero supongo que esa es la magia de salir en moto, ¿no?
El Mirador del Garbí: Una parada obligatoria para todo motero
El Garbí… madre mía, el Garbí. Si no has estado, no sabes lo que te pierdes. A 600 metros de altura, en plena Sierra Calderona, este mirador se ha convertido en el lugar de peregrinación de cualquier motero que se precie. Puedes subir desde Serra o desde Segorbe, y las dos opciones son una gozada. Las curvas de subida son de manual: bien peraltadas, con buen asfalto, de esas que te permiten coger un ritmo guapo sin sentir que te la estás jugando. Pero lo mejor viene cuando llegas arriba. Tío, es que tienes 360 grados de vistas puras. Miras hacia el este y ahí está el Mediterráneo, como un espejo gigante. Te giras hacia el oeste y las montañas se pierden en el horizonte. Si tienes suerte y pillas un atardecer… buf, es de esos momentos que se te quedan grabados. No es raro encontrarte con grupos de moteros que han tenido la misma idea, y siempre hay buen rollo, compartiendo rutas y batallitas. Las rocas del mirador son perfectas para esa foto con la moto que luego subes a Instagram (no me digas que no lo haces, que todos lo hacemos). Un consejo: lleva algo de abrigo aunque sea verano, que ahí arriba siempre corre aire.
Ruta hasta el Faro de Cullera: Panorámicas espectaculares
El faro de Cullera es otro de esos sitios que tienes que tachar de tu lista sí o sí. La ruta desde Valencia es un paseo agradable: primero bordeas la Albufera, que ya de por sí merece la pena, y luego cuando llegas a Cullera empieza lo bueno. La subida al faro es corta pero intensa, con curvas cerradas que te obligan a ir con ojo, sobre todo si hay tráfico. Pero cuando llegas arriba y ves ese panorama… joder, es que se te olvidan todos los agobios. Desde ahí arriba, a más de 200 metros sobre el mar, puedes ver kilómetros y kilómetros de costa. Hacia el norte, Valencia se dibuja en la distancia, y si el día está claro, hacia el sur alcanzas a ver hasta el Marjal de Pego-Oliva. Es uno de esos lugares donde siempre hay moteros, sobre todo los fines de semana de primavera y otoño. Hay algo especial en estar ahí arriba, con tu moto aparcada, el viento en la cara y esa sensación de libertad que solo entiende quien ha subido hasta allí sobre dos ruedas. Y las fotos que salen con el faro de fondo… para enmarcar.
Los mejores miradores naturales en la ruta motera por Serra
Serra es como el cuartel general para los que buscan miradores con buenas carreteras de acceso. Este pueblecito en el corazón de la Calderona es el punto de partida perfecto para una ruta circular que te lleva por algunos de los balcones naturales más espectaculares de Valencia. La ruta que sube hacia el Alto del Pino es una delicia: curvas técnicas pero nobles, de esas que te hacen sentir que controlas aunque no seas Márquez. Por el camino vas encontrando miradores como el de la Alameda, donde puedes ver todo el valle como si fuera una maqueta, o el Puntal de l’Abella, que ofrece unas vistas de los montes que quitan el hipo. Lo genial de estas rutas es que cada estación pinta el paisaje de forma diferente: en primavera todo es verde que te cagas, en otoño los colores ocres y dorados parecen sacados de un cuadro. Los fotógrafos moteros (que somos legión) encontramos aquí el estudio perfecto: fondos naturales espectaculares, luz que cambia cada hora, y siempre algún compañero motero dispuesto a echarte una mano con la foto. Si vas entre semana, la cosa está más tranquila y puedes disfrutar de las carreteras casi para ti solo. Eso sí, los fines de semana prepárate para compartir espacio con más aficionados que han tenido la misma idea brillante.
¿Cómo planificar una ruta motera de fin de semana por la Comunidad Valenciana?
Planificar un finde motero por Valencia no es ciencia espacial, pero hay trucos que marcan la diferencia entre un viaje del montón y uno de esos que recuerdas durante años. Primero, decide qué te apetece más: ¿prefieres comerte curvas como si no hubiera mañana o ir más tranqui por la costa viendo el mar? ¿O un poco de todo? La gracia de Valencia es que puedes hacer un mix perfecto. Mi recomendación: no te pases con los kilómetros. Entre 200 y 250 al día está genial, así tienes tiempo para parar, hacer fotos, tomar algo, y no llegas al hotel hecho polvo. Busca alojamientos “motofriendly” (que cada vez hay más), esos donde puedes aparcar la moto vigilada y donde no te miran raro cuando entras con el mono puesto. Las apps para moteros están genial para encontrar rutas ya probadas, pero no te obsesiones con seguirlas al pie de la letra. A veces las mejores aventuras vienen cuando te pierdes un poco (pero lleva el depósito lleno, por si acaso). Y sobre todo, mira el tiempo: aquí el clima suele ser bueno, pero una tormenta de verano puede joderte el plan en un momento.
Itinerario de dos días: De Valencia a Montanejos
Este recorrido de dos días es la bomba para conocer lo mejor de Valencia sin matarte a kilómetros. Es uno de esos viajes que equilibran perfectamente carretera, paisajes y tiempo para disfrutar sin prisas…