Montar en moto es una de esas experiencias que te enganchan desde el primer día, pero seamos realistas: también es una actividad que exige mucho más de ti que conducir cualquier otro vehículo. Los que vamos en dos ruedas somos, querámoslo o no, los más expuestos en la carretera. Por eso es tan importante conocer y aplicar buenos consejos de seguridad. Vamos a ver juntos cómo podemos hacer que nuestras salidas en moto sean más seguras, desde el equipo que necesitas hasta las técnicas de conducción que marcan la diferencia. Da igual si acabas de sacarte el carnet o si llevas media vida rodando, siempre hay algo nuevo que aprender.
¿Qué equipo adecuado necesito para mejorar la seguridad en moto?
El equipo correcto es tu mejor amigo cuando las cosas se tuercen. Y no, no hablo solo de cumplir con lo que dice la ley. Hablo de protección real, de esa que puede salvarte el pellejo cuando la suerte no está de tu lado. Un motorista que se toma en serio su seguridad no escatima en equipamiento decente, porque sabe que esos euros extra pueden ser la diferencia entre contarlo con unas magulladuras o acabar en el hospital durante semanas. Los números no mienten: los moteros que llevan buen equipo tienen muchísimas menos probabilidades de sufrir lesiones graves. ¿Te parece caro un buen traje? Piensa en cuánto cuesta una semana en la UCI. Cada pieza del equipo tiene su función, y créeme, cuando la necesites, agradecerás haberla comprado.

¿Por qué es obligatorio el uso del casco y cómo elegir el adecuado?
El casco es obligatorio por una razón muy simple: porque funciona. Te puede salvar la vida, así de claro. Estamos hablando de reducir un 40% las posibilidades de morir en un accidente y un 70% las lesiones cerebrales graves. Esos no son números sacados de la manga, son datos reales. Cuando vayas a elegir casco, busca siempre uno homologado que cumpla con lo que pide la DGT. Un integral es lo mejor que puedes llevar, te cubre toda la cabeza y la cara. ¿Sabes qué es lo más importante? Que te quede perfecto. Ni apretado hasta darte dolor de cabeza, ni tan suelto que se mueva cuando giras la cabeza. El peso también cuenta, especialmente si haces viajes largos: un casco pesado te destroza el cuello después de 200 kilómetros. Y mira, un consejo de alguien que ha pasado por ello: si te caes y el casco recibe un golpe fuerte, cámbialo. Aunque por fuera parezca perfecto, por dentro puede estar hecho polvo. Tu cabeza vale más que los 300 o 400 euros de un casco nuevo.
¿Qué ropa protectora debería usar un motociclista?
La ropa de moto no es para ir de guapo por ahí, aunque también ayuda. Una buena chaqueta tiene que llevar protecciones certificadas en hombros, codos y espalda. Los materiales buenos son el cuero de toda la vida, la cordura o el kevlar. ¿Por qué? Porque cuando besas el asfalto a 60 km/h, estos materiales aguantan la raspada y tu piel no acaba pareciendo carne picada. Los pantalones igual, con protecciones en caderas y rodillas. Yo siempre recomiendo ropa con partes reflectantes, porque cuando anochece o está nublado, los coches te ven desde mucho más lejos. En verano hace un calor del demonio, lo sé, pero hay ropa ventilada que te protege sin convertirte en una sauna con ruedas. Y en invierno, si no llevas algo térmico e impermeable, vas a estar tan tieso del frío que no podrás ni frenar bien. Un truco que funciona: llévate siempre un chaleco reflectante enrollado debajo del asiento. Pesa poco y el día que te pille la niebla o tengas que parar en la autopista, puede salvarte la vida.
¿Son importantes los guantes y botas específicas para moteros?
Los guantes y las botas son de esas cosas que mucha gente pasa por alto hasta que se cae. Entonces se dan cuenta de que las manos son lo primero que pones cuando te vas al suelo. Los guantes buenos tienen que proteger nudillos y palmas, pero sin quitarte sensibilidad en los mandos. Si no puedes sentir bien el embrague o el freno, mal vamos. Las botas de moto vienen reforzadas en tobillos, talones y puntas. La suela antideslizante no es un capricho: cuando paras en un semáforo con el suelo mojado y manchado de gasoil, agradeces no patinar como Bambi sobre hielo. Y hay algo que mucha gente no sabe: los guantes te protegen del entumecimiento que provocan las vibraciones del manillar en viajes largos, y las botas te dan mucho mejor control sobre las palancas. Es como la diferencia entre tocar la guitarra con guantes de boxeo o con las manos desnudas. Si llevan elementos reflectantes, mejor que mejor. Todo suma cuando se trata de que te vean en la carretera.
¿Cuáles son las precauciones básicas al circular en moto?
Circular en moto requiere estar con los cinco sentidos puestos en la carretera. Tienes que desarrollar una especie de sexto sentido, anticiparte a lo que puede pasar. La realidad es dura: muchos conductores de coche ni siquiera te ven, o calculan fatal tu velocidad. Por eso tienes que conducir como si fueras invisible, asumiendo que el resto puede hacer cualquier locura en cualquier momento. Las luces encendidas siempre, incluso a pleno sol. Los colores llamativos o los elementos reflectantes no son para fardar, son para que ese conductor distraído con el móvil te vea a tiempo. Antes de salir, échale un vistazo rápido a la moto: frenos, luces, presión de ruedas… Son cinco minutos que pueden ahorrarte un susto gordo. Los veteranos te dirán que detalles como no meterte en los ángulos muertos de camiones y furgonetas, o mantener siempre las dos manos en el manillar, son los que te mantienen entero año tras año.
¿Cómo mantener la distancia de seguridad correcta en dos ruedas?
La distancia de seguridad en moto es un tema serio. Necesitas mucho más espacio que un coche, y te voy a explicar por qué. Aunque tu moto frene como un Fórmula 1, el problema es que si frenas muy fuerte puedes irte al suelo más fácil que un coche. La famosa regla de los dos segundos que aprendiste en la autoescuela, olvídala. En moto son tres o cuatro segundos mínimo, y si llueve o hay mal tiempo, cinco o seis. Esta distancia extra te da margen para pensar, reaccionar y, si hace falta, esquivar lo que sea. Un truco que uso yo: no mires solo al coche de delante, mira dos o tres coches más allá. Así ves venir las frenadas en cadena antes de que te pillen. En autopista esto es vital, porque a 120 km/h no hay margen para errores. La física no perdona: cuanta más velocidad, más metros necesitas para parar. Y recuerda, en moto no tienes airbags ni carrocería que te proteja.
¿Por qué es importante revisar los neumáticos antes de conducir?
Los neumáticos son lo único que te conecta con el asfalto. Dos parches del tamaño de una tarjeta de crédito cada uno, eso es todo lo que hay entre tú y el suelo. La presión tiene que ser la que dice el fabricante, ni más ni menos. Con poca presión, la moto se mueve rara, gasta más gasolina y en las curvas parece que vas montado en un flan. Con demasiada presión, pierdes agarre y la moto rebota como una pelota. El dibujo del neumático es otro mundo: cuando está gastado, con agua es como patinar sobre hielo. Mira bien toda la rueda buscando cortes, clavos o bultos raros. He visto reventones que han mandado a gente buena al hospital. Y aquí va un detalle que los novatos no saben: los neumáticos fríos agarran fatal. Los primeros kilómetros, especialmente en invierno, tómatelos con calma hasta que cojan temperatura. Es como intentar correr con las piernas dormidas, necesitan calentarse para funcionar bien.
¿Cómo adaptar la conducción según las condiciones climáticas?
El tiempo manda, y en moto más. Cuando llueve, el agarre puede caer hasta un 80%, que es una barbaridad. Todo tiene que ser suave: acelerar suave, frenar suave, inclinar suave. La distancia de seguridad, dóblala como mínimo. Los frenos hay que usarlos como si fueras acariciando las manetas, nada de frenazos bruscos o te vas al suelo seguro. El viento es otro enemigo, especialmente el lateral. Cuando sales de un túnel o cruzas un puente, prepárate para que te empuje. Agárrate bien al manillar y mantente centrado en la moto. Con calor extremo, el problema eres tú: te deshidratas, te cansas, y tu cabeza empieza a ir más lenta. Para cada hora, bebe agua, estírate un poco. El frío es igual de traicionero: los músculos se agarrotan, los dedos no responden bien, y acabas conduciendo como un robot oxidado. Mi consejo personal: si el tiempo está realmente mal, para. Ningún sitio merece jugarte el tipo. He cancelado viajes por temporal y nunca me he arrepentido.
¿Cómo mejorar el nivel de habilidad para conducir una motocicleta de forma segura?
Mejorar en moto es un camino que no termina nunca, da igual los años que lleves. El control fino de la moto viene de coordinar perfectamente gas, embrague, frenos y tu propio cuerpo. Te recomiendo practicar en parkings vacíos los domingos por la mañana. Haz ochos, frenadas, arranques… Parece una tontería, pero cuando te toque hacer una maniobra de emergencia, tu cuerpo sabrá qué hacer sin que tengas que pensarlo. La anticipación es clave: un buen motorista ve los problemas venir desde lejos. Esa mancha oscura en la curva puede ser aceite, ese coche que va dando bandazos puede estar mirando el móvil, esa gravilla en la rotonda es una trampa mortal. Aprende a leer estas señales y tendrás tiempo de sobra para reaccionar sin sustos. Y mira, sé honesto contigo mismo sobre tus límites. No todos los días estás al 100%, y no todas las motos se conducen igual. Guarda siempre un margen de seguridad, porque la carretera siempre tiene sorpresas.
¿Qué técnicas de frenada debo dominar como motociclista?
Frenar bien en moto es un arte que puede salvarte el cuello. La base es la frenada progresiva: empiezas suave y vas apretando gradualmente. Esto permite que el peso se transfiera hacia delante y la rueda delantera agarre más. Si tienes ABS, genial, pero no te confíes del todo. El ABS evita que bloquees las ruedas, pero sigues necesitando saber frenar bien. La frenada combinada usa los dos frenos a la vez, más o menos 70% delante y 30% detrás. Práctica esto hasta que te salga sin pensar. La frenada de emergencia es otra historia: máxima presión sin bloquear, cuerpo firme pero no rígido, y vista al frente. Practica estas técnicas cada pocas semanas en un sitio seguro. Tu cuerpo necesita recordar cómo hacerlo para que cuando llegue el momento, no tengas que pensar. Y recuerda que frenar en mojado, con gravilla o con la moto inclinada es completamente diferente. Cada superficie y situación requiere ajustar la técnica. Los años te enseñan estas diferencias, pero mejor aprenderlas practicando que descubrirlas por las malas.
¿Cómo practicar maniobras de emergencia en moto?
Las maniobras de emergencia son esas que esperas no usar nunca, pero que necesitas tener automatizadas. Búscate un parking grande y vacío un domingo por la mañana. El contramanillar es fundamental: empujas el manillar hacia el lado contrario de donde quieres ir. Suena raro, pero funciona. A más de 30 km/h, si empujas el manillar izquierdo, la moto gira a la izquierda. Practica esto hasta que te salga natural, porque cuando un perro se te cruce de repente, no hay tiempo para pensar. Las frenadas de pánico también hay que entrenarlas: aprende hasta dónde puedes apretar sin bloquear, o si tienes ABS, acostúmbrate a sentir cómo vibra cuando actúa. Recuperarte de un derrape es complicado y da miedo, pero con práctica aprendes a no entrar en pánico y hacer los movimientos correctos. Ponte todo el equipo cuando practiques, porque incluso yendo despacio te puedes ir al suelo. Conozco gente con muchos años de moto que dedica un par de mañanas al año solo a esto. No es que sean novatos, es que son listos. Estas habilidades se oxidan si no las usas, y cuando las necesitas de verdad, no hay tiempo para desoxidarlas.
¿Existen cursos especializados para mejorar la técnica de conducción?
Claro que existen cursos especializados, y son una de las mejores inversiones que puedes hacer. Hay cursos de todo tipo: desde conducción segura básica hasta técnicas avanzadas en circuito. En estos cursos aprendes cosas que en la calle tardarías años en descubrir, o peor, las descubrirías por las malas. Los instructores son gente con miles de kilómetros en las ruedas que han visto de todo. Te enseñan trucos para leer el tráfico, técnicas de frenada que no sabías que existían, cómo trazar curvas de forma segura… Algunos cursos incluso simulan condiciones de emergencia en entornos controlados, donde puedes fallar sin consecuencias graves. La DGT también organiza jornadas de seguridad vial donde puedes aprender y compartir experiencias con otros moteros. No pienses que estos cursos son solo para novatos. He visto a tipos con 20 años de moto descubrir que llevaban dos décadas frenando mal o trazando las curvas de forma peligrosa. La moto evoluciona, las técnicas mejoran, y lo que aprendiste hace años puede estar obsoleto. Un fin de semana en uno de estos cursos puede ser la diferencia entre ser un conductor del montón y ser alguien que realmente domina su máquina.
 
								

