Rutas en moto en Navarra

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Descubriendo el Pirineo Navarro

¿Alguna vez has sentido esa mezcla de emoción y libertad que solo da rodar sobre dos ruedas por carreteras de ensueño? Navarra, nuestra querida Comunidad Foral, se ha ganado a pulso su fama entre los moteros de toda España. Y no es para menos: desde las alturas imponentes del Pirineo navarro hasta ese paisaje lunar de las Bardenas Reales, esta tierra compacta pero increíblemente variada es pura gasolina para el alma motera. Te voy a contar cuáles son las rutas que no te puedes perder si quieres vivir Navarra desde tu moto, esas que te harán sentir que cada curva cuenta una historia diferente.

¿Por qué Navarra es un paraíso para los amantes del motor?

Diversidad de paisajes en un territorio compacto

Mira, lo que tiene Navarra es algo único: en un ratito puedes pasar de sentirte en los Alpes a creerte en el mismísimo desierto de Arizona. No exagero. En una sola jornada sobre tu moto, arrancarás el día entre las cumbres pirenaicas del nordeste (esa zona que algunos llaman con cariño “la Suiza navarra”) y acabarás rodando por los paisajes casi marcianos del sureste, con puertos que te pondrán los pelos de punta. ¿Te imaginas desayunar entre los verdes valles del Baztán y cenar contemplando las llanuras doradas junto al Ebro en la Ribera? Pues eso es Navarra, colega.

Si buceas un poco por Wikiloc o Motorutas.com, verás que los compañeros moteros no paran de compartir trazados que aprovechan esta locura geográfica. Es como tener un buffet libre de paisajes: hoy toca montaña, mañana desierto, pasado bosque atlántico… Y todo ello sin hacer kilómetros y kilómetros. Pocas regiones en España te pueden ofrecer semejante variedad en tan poco espacio, créeme.

Carreteras bien conservadas y poco transitadas

Aquí viene lo mejor: las carreteras navarras son una auténtica delicia. Y no lo digo yo, lo dice cualquiera que haya rodado por aquí. El asfalto está que ni pintado, incluso en esos rincones perdidos del Pirineo o en las reviradas que cruzan la Sierra de Urbasa. Parece que los de la administración han pillado que mantener estas vías en condiciones no solo ayuda a los vecinos de los pueblitos, sino que atrae a motoristas de medio mundo.

¿Sabes qué es lo mejor? Que puedes disfrutar de joyas como las carreteras que suben hasta Isaba o las que bordean la Selva de Irati casi en solitario. Nada de caravanas interminables ni coches pegados a tu rueda trasera. Los portales de motociclismo no se cansan de alabar el firme navarro, y eso explica por qué tantos clubes moteros, tanto nacionales como de fuera, eligen estas tierras para sus kedadas anuales. Es rodar y disfrutar, sin más preocupaciones.

Climatología favorable para el motociclismo

El clima navarro es curioso, ¿sabes? Tienes de todo según donde te muevas. Al norte, la zona del Baztán te recibe con ese aire atlántico, húmedo y fresco. Baja hacia Tudela y boom, estás en el Mediterráneo puro, con sol a mansalva. Esta variedad climática es una bendición para los moteros porque siempre encuentras algún rincón con el tiempo perfecto para rodar.

La primavera y el otoño son la bomba para atacar el Pirineo central: temperaturas suaves y unos colores que te dejan con la boca abierta. ¿Y en verano? Mientras en otros sitios te asas vivo bajo el casco, aquí arriba en las montañas encuentras ese fresquito que agradeces después de horas sobre el asfalto. Los veteranos de la comunidad motera siempre avisan: en un mismo día puedes pasar por varios microclimas, así que ojo con el parte meteorológico antes de salir. Un consejo de amigo: lleva siempre algo de abrigo en las alforjas, por si acaso.

moto - Rutas en moto en Navarra

¿Cuáles son las rutas del Pirineo Navarro imprescindibles en moto?

La ruta de los Valles Pirenaicos: Roncal y Salazar

Si tuviera que elegir una sola ruta para enseñarle Navarra a un motero primerizo, sería esta. El recorrido por los valles de Roncal y Salazar es de esos que te dejan huella. Arrancas desde Isaba, ese pueblecito que parece sacado de un cuento, y a partir de ahí es todo curva tras curva entre montañas que impresionan de verdad. Los pueblos que vas encontrando conservan esa arquitectura tradicional navarra que te transporta a otra época.

Lo que más mola de esta ruta es que cada curva es un reto diferente. No son curvas locas ni peligrosas, pero sí técnicas, de esas que te hacen sentir que dominas tu máquina. El valle del Salazar, con sus bosques espesos de hayas y abetos, contrasta que da gusto con las cumbres más peladas del Roncal. Muchos colegas moteros llaman a esta zona “la Suiza navarra”, y cuando ves esas praderas verdísimas con los caseríos tradicionales y las cumbres nevadas al fondo, entiendes perfectamente por qué. En Wikiloc los comentarios son siempre de diez: conducción técnica pero segura y paisajes que quitan el hipo.

Selva de Irati: explorando el bosque encantado

La Selva de Irati es otra historia. Es entrar en un mundo aparte, como si tu moto te transportara a un bosque de cuento. Este hayedo-abetal gigantesco (dicen que es el segundo más grande de Europa) tiene algo mágico que engancha. La mejor entrada es por Ochagavía, en pleno corazón pirenaico. La carretera que se mete hacia Irati es puro placer motero: buen asfalto, curvas que fluyen naturalmente, poquísimo tráfico… Vamos, que puedes rodar a tu ritmo mientras te empapas del entorno.

Cuando llegas al embalse de Irabia, la parada es obligatoria. Ver cómo el agua hace de espejo para el bosque es algo que no se olvida. Y si vienes en otoño… madre mía. El hayedo se viste de ocres, rojos, amarillos… Es un espectáculo de colores que las webs de mototurismo no se cansan de recomendar como uno de los más flipantes del norte de España. Muchos clubes organizan salidas específicas para esta época, y suelen combinar la ruta con visitas a los pueblos de alrededor, donde todavía se respira ese aire navarro auténtico de toda la vida.

El circuito de las cumbres: Quinto Real y Larra

¿Buscas emociones fuertes? El circuito que une Quinto Real con el macizo de Larra es tu ruta. Ojo, que esta no es para novatos. Aquí hablamos de alta montaña de verdad, con tramos que te ponen a prueba y panorámicas que compensan cualquier sudor derramado. La cosa empieza en el puerto de Urkiaga, en Quinto Real, una zona con mucha historia de contrabandistas que ahora recibe a moteros valientes.

Desde ahí, la ruta tira hacia el norte pegadita a Francia, regalándote vistas del Pirineo que te dejan sin palabras. El tramo final hacia el karst de Larra tiene algunas de las curvas más exigentes de toda Navarra. Desniveles brutales que ponen a prueba tanto tu moto como tus reflejos. Los motociclistas con tablas valoran muchísimo este circuito, aunque todos coinciden: mejor en verano. En invierno, con nieve y hielo, algunos tramos se vuelven misión imposible. En foros como Motorutas.com siempre sale como una de esas joyas escondidas del norte que hay que hacer al menos una vez en la vida.

Rutas en moto alrededor de Pamplona: escapadas de un día

La ruta de los castillos desde la capital navarra

Si estás de paso por Pamplona o simplemente quieres una escapada de domingo, la ruta de los castillos es perfecta. Sales de la capital y en un día redondo te empapas de historia medieval mientras disfrutas de tu moto. Primera parada: el castillo de Olite. Verás sus torres desde kilómetros antes de llegar, es impresionante. La carretera hasta allí atraviesa campos que cambian de color según la época: verdes en primavera, dorados en verano…

Después toca bajar hacia el castillo de Javier, donde nació San Francisco Javier. Este tramo bordea el embalse de Yesa y las vistas son de esas que te hacen parar sí o sí para echar fotos. El circuito se cierra visitando los restos del castillo de Tiebas antes de volver a Pamplona. Es una ruta tranquila, sin complicaciones técnicas, ideal para rodar relajado o para llevar a alguien de paquete. Las webs de mototurismo siempre recomiendan hacerla en primavera, cuando los campos se llenan de amapolas y margaritas silvestres. El contraste de colores con la piedra vieja de los castillos es algo que no se olvida.

Circuito de la Cuenca de Pamplona y Aralar

Este circuito de unos 120 kilómetros es de mis favoritos para recomendar a quien visita Pamplona. Sales de la ciudad y en nada estás rodando entre las colinas suaves de la cuenca, pero poco a poco la cosa se pone seria cuando empiezas a subir hacia la Sierra de Aralar. La mezcla de hayedos, pastos de montaña y esas formaciones rocosas tan raras del karst es única.

Sales de Pamplona hacia el oeste por secundarias tranquilas donde puedes pillarle el pulso al campo navarro. Tras pasar por pueblos como Huarte-Arakil, la carretera empieza a trepar hacia el santuario de San Miguel de Aralar. Las vistas desde arriba son de esas que justifican todo el viaje. Y las carreteras… buf, una gozada: curvas bien hechas, asfalto impecable, señalización clara. Todo pensado para que disfrutes sin sustos.

En otoño, cuando los bosques de Aralar se ponen en modo festival de colores, es cuando más grupos moteros organizan quedadas para hacer esta ruta. Y siempre acaba igual: con una buena comida en algún asador de la zona, porque después de una mañana de curvas, un buen chuletón o unas alubias de Tolosa sientan de maravilla.

De Pamplona al embalse de Yesa: la ruta del agua

Los moteros locales la llaman “la ruta del agua”, y en verano es la salvación cuando el calor aprieta. Sigues más o menos el río Aragón desde Pamplona hasta que se remansa en el embalse de Yesa. El agua siempre presente te acompaña durante todo el trayecto, lo que psicológicamente refresca que da gusto.

Puedes tirar por la vía rápida, pero sería un pecado. Mejor ve por las secundarias y pasa por Sangüesa, donde el románico te espera en cada esquina. Según te acercas a Yesa, el paisaje se vuelve más salvaje, con la sierra de Leyre alzándose al fondo como un muro. Las últimas curvas antes del embalse son de las que se disfrutan con calma, parando en los miradores para contemplar ese azul intenso del agua contrastando con los ocres de la tierra.

Si te queda tiempo y ganas, sube hasta el monasterio de Leyre. Más de mil años contemplan desde ese balcón natural sobre el embalse. Esta ruta aparece en todas las guías de mototurismo como ideal para todos los niveles. Da igual si acabas de sacarte el carnet o si llevas media vida sobre dos ruedas: aquí hay diversión para todos.

¿Qué rutas en moto recorrer para descubrir el Camino de Santiago navarro?

De Roncesvalles a Pamplona: tras las huellas de peregrinos

Seguir el Camino de Santiago en moto tiene su punto especial. La ruta entre Roncesvalles y Pamplona es historia pura sobre dos ruedas. Miles de peregrinos han recorrido estos mismos paisajes durante siglos, y aunque nosotros vayamos motorizados, algo de esa magia se contagia. Es curioso cómo cambia la perspectiva cuando ruedas por donde otros caminan con fe y esfuerzo.

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