Rutas en moto en Cataluña

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Aquí tienes de todo: desde esos puertos de montaña que te ponen los pelos de punta hasta costas donde el azul del mar te hipnotiza mientras conduces.

Para los que vivimos con la pasión de las dos ruedas corriendo por las venas, recorrer Cataluña de punta a punta es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida. Es esa mezcla perfecta entre naturaleza salvaje, pueblos con siglos de historia y carreteras que parecen diseñadas por algún motero con muy buen gusto. En esta guía te voy a contar cuáles son las rutas que me han robado el corazón, desde los gigantes del Pirineo hasta esas calitas escondidas de la Costa Brava que solo conocen cuatro gatos. Ponte el casco, arranca tu máquina y vamos a descubrir por qué esta tierra es el playground favorito de cualquier motero que se precie.

¿Cuáles son las mejores rutas en moto por la Costa Brava?

La Costa Brava… madre mía, qué decirte que no sepas ya. Es como si alguien hubiera cogido un mapa y hubiera dibujado las carreteras pensando exclusivamente en nosotros. Ese tramo que va desde Blanes hasta Francia es pura magia sobre el asfalto. La GI-682, esa carretera que baila entre Blanes y Sant Feliu de Guíxols, es de esas que te dejan con una sonrisa de oreja a oreja cada vez que la recorres. Las curvas se abrazan a los acantilados como si tuvieran miedo de caerse al mar.

Si sigues subiendo hacia el norte, el tramo entre Tossa de Mar y Begur es donde la cosa se pone seria. Aquí es donde separamos a los domingueros de los que realmente disfrutan tumbando la moto en cada curva. Y mira, no es solo el asfalto lo que enamora – es todo el conjunto. Llegas a Cadaqués y entiendes por qué Dalí perdió la cabeza con este lugar. El faro de Cap de Creus, allá en el extremo más oriental de la península, es como el final de un videojuego: cuando llegas, sabes que has completado algo especial.

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¿Qué tramos de la Costa Brava ofrecen las vistas más impresionantes?

Vale, si lo que buscas son esas vistas que te obligan a parar cada dos por tres para sacar el móvil, apunta estos tramos que son oro puro. Entre Tossa de Mar y Sant Feliu de Guíxols hay momentos en los que juraría que el mar y los pinos se han puesto de acuerdo para crear la postal perfecta. Es brutal cómo el azul intenso del Mediterráneo contrasta con ese verde que solo tienen los pinos cuando les da el sol de la tarde.

Pero espera, que la cosa mejora. La carretera que sube desde Roses hasta Cap de Creus pasando por Cadaqués… tío, es otro planeta. Sobre todo cuando el sol empieza a bajar y toda esa roca pelada se tiñe de dorado. Parece Marte, pero con vistas al mar. El tramo Begur-Palafrugell es de esos que guardas en la memoria para cuando estés atascado en la oficina un lunes lluvioso. Pasas por Aiguablava, Sa Riera… cada curva es una excusa para reducir marcha y disfrutar del paisaje.

¿Conoces la zona entre Peratallada y Pals? Pues aquí tienes un secreto bien guardado: carreteras secundarias donde apenas te cruzas con nadie, campo por un lado, mar por el otro, y esa sensación de libertad que solo encuentras cuando ruedas sin prisa. Y si te gusta que las cosas se pongan interesantes, la N-260 entre Figueres y Portbou es puro rally. Montaña, mar, curvas que te ponen a prueba… todo lo que un motero puede pedir.

¿Cómo planificar una ruta motera de varios días por la Costa Brava?

Mira, planificar una escapada de varios días por la Costa Brava no es rocket science, pero hay trucos que marcan la diferencia entre un viaje del montón y uno que recordarás toda la vida. Primero, olvídate de julio y agosto a menos que te guste compartir carretera con media Europa. Abril-mayo y septiembre-octubre son la clave: buen tiempo, carreteras despejadas y precios que no te dejan temblando.

Mi consejo es que empieces por Blanes y vayas subiendo tranquilamente. Tossa para la primera noche, luego Sant Feliu, Begur… y así hasta Cadaqués. No te vuelvas loco con los kilómetros – 200 al día está genial para poder parar, tomar un café con vistas, hacer fotos y no llegar hecho polvo al hotel. Wikiloc es tu mejor amigo para encontrar esas carreteras secundarias que no salen en Google Maps pero que son pura miel.

Lo del alojamiento tiene su miga. Busca sitios moto-friendly – nada peor que llegar cansado y que te digan que aparques la moto en la calle. Muchos hoteles rurales tienen garaje o al menos un patio cerrado. Reserva con tiempo, especialmente si vas en temporada media-alta. Y el equipaje, ligero pero completo. Un chubasquero siempre, porque aquí el tiempo mediterráneo tiene sus días raros. Ah, y déjate tiempo para las visitas. El museo de Dalí en Figueres merece la pena, y alguna tarde tumbado en una cala perdida no tiene precio.

¿Cuáles son las paradas imprescindibles en una ruta en moto por la Costa Brava?

Si hay algo que he aprendido después de años recorriendo estas carreteras es que las mejores rutas no son solo asfalto – son las paradas las que las hacen memorables. Cadaqués es obligatorio, no hay discusión. El pueblo tiene ese rollo mediterráneo decadente que enamora, y la casa de Dalí en Port Lligat… bueno, es como meterte en la cabeza de un genio loco. Figueres está ahí al lado, y el Teatro-Museo es una experiencia que tienes que vivir aunque no seas muy de museos.

Begur merece una parada larga. Sube al castillo (puedes llegar con la moto casi hasta arriba) y las vistas te compensan el esfuerzo. Tossa de Mar con su Vila Vella es de esas postales que no fallan – las murallas, el mar de fondo… Instagram se inventó para sitios así. Si quieres algo diferente, date una vuelta por Banyoles. Vale, no está en la costa, pero el lago tiene su punto y es perfecto para estirar las piernas después de tanto tumbar en las curvas.

Para los frikis de la historia como yo, Besalú es parada obligada. El puente románico es una pasada, y perderte por el barrio judío te transporta directos al medievo. Peratallada es otro viaje en el tiempo – calles de piedra, casas que parecen sacadas de un cuento… Y no te olvides de Sant Feliu de Guíxols para una buena mariscada que te recargue las pilas. Las ruinas de Empúries son el broche de oro: griegos, romanos, playa… ¿qué más puedes pedir?

Rutas de moto por el Pirineo catalán: ¿Por dónde empezar?

El Pirineo catalán es otra historia. Aquí no juegas en la misma liga que en la costa – esto es Champions League del motociclismo. Si nunca has rodado por aquí, La Seu d’Urgell es tu mejor punto de partida. La ciudad está estratégicamente situada para atacar algunas de las mejores carreteras de montaña que vas a encontrar en tu vida motera.

Desde La Seu tienes dos opciones que son caviar puro: el túnel de Vielha si quieres ir directo, o el Puerto de la Bonaigua si lo que buscas es ponerte a prueba. La Bonaigua no es para novatos – son curvas cerradas, cambios de rasante y una carretera que no perdona despistes. Pero las vistas… colega, las vistas compensan cada gota de sudor.

El Transpirenaico catalán es como el Camino de Santiago pero para moteros. De este a oeste, pasando por Puigcerdà, Ripoll, Olot hasta el Valle de Arán. Es un compendio de todo lo bueno del motociclismo de montaña condensado en una ruta épica. Si buscas algo más íntimo, menos turisteado, la zona del Alt Urgell y el Pallars Sobirà esconde joyas que muchos moteros ni conocen. Carreteras perfectas, pueblos donde el tiempo se paró hace décadas y esa sensación de estar descubriendo territorio virgen. El Pirineo de Lleida es el hermano pequeño al que nadie hace caso, pero qué equivocados están. Asfalto de primera, menos tráfico y paisajes que te dejan con la boca abierta.

¿Cuáles son los puertos de montaña más espectaculares para recorrer en moto?

Los puertos del Pirineo son como los cromos difíciles de cuando éramos críos – cada uno que conquistas es un trofeo. El Puerto de la Bonaigua, con sus 2.072 metros, es el rey indiscutible. La subida desde Esterri d’Àneu es pura adrenalina: horquillas cerradas, pendientes que ponen a prueba tu embrague y vistas que… bueno, mejor lo ves tú mismo.

El Coll de la Creueta, cerca de La Molina, es otro must. Casi 2.000 metros de altura y una carretera que parece diseñada por alguien que entendía de motos. Si te va la marcha, el Puerto de Envalira es el techo de los Pirineos – 2.408 metros de altura. Técnicamente está en Andorra, pero desde La Seu llegas en un suspiro. Eso sí, prepárate porque arriba hace fresco incluso en agosto.

El Coll de Pal desde Bagà es de esos puertos que no salen en todas las guías pero que los locales guardamos como un tesoro. Asfalto impecable, curvas con el peralte perfecto y menos tráfico que los puertos famosos. El Coll de Comiols es otro secreto bien guardado – conecta el Pallars Jussà con el Alt Urgell y tiene esos tramos técnicos que te hacen sentir como un piloto del mundial. El Puerto de Cantó, con sus 1.725 metros, es especial porque el paisaje cambia radicalmente de norte a sur. Y el Coll d’Ares, en la frontera con Francia, tiene ese punto histórico y romántico que solo encuentras en los pasos fronterizos de montaña.

¿Qué precauciones tomar al hacer rutas moteras de alta montaña?

La montaña no es la playa, y el Pirineo se cobra su precio si no vas preparado. Lo primero y más importante: el parte meteorológico es tu biblia. Puedes salir de La Seu con sol radiante y encontrarte una tormenta de la hostia en la Bonaigua. He visto cambios de tiempo en media hora que dan miedo.

El tema de la ropa es crucial. Aunque sea agosto, lleva siempre una capa extra. A 2.000 metros, cuando el sol se esconde tras una nube, la temperatura puede bajar 10 grados en un momento. Guantes de invierno, buff para el cuello, chubasquero… mejor que sobre que no que falte. Las carreteras después del invierno pueden estar hechas un cristo. Baches, gravilla de los desprendimientos, algún socavón traicionero… ojo avizor siempre.

Lo del combustible no es broma. En según qué zonas puedes hacer 100 kilómetros sin ver una gasolinera. Mi regla: nunca bajar de medio depósito en montaña. Adapta tu conducción – esto no es un circuito. Velocidad moderada, anticipar las curvas ciegas (que hay muchas) y cuidado con las vacas, ovejas y demás fauna que campan a sus anchas. Lleva herramientas básicas y un kit antipinchazos. Un pinchazo en medio de la nada no mola nada. El móvil cargado siempre, aunque en muchos sitios ni Dios tiene cobertura. Dile a alguien por dónde vas a ir y cuándo piensas volver. Y respeta el entorno – muchas de estas rutas pasan por parques naturales protegidos. No seas de esos que dejan mierda por ahí o hacen el cafre. Somos embajadores del motociclismo cada vez que salimos a rodar.

¿Cuál es la mejor época para recorrer el Pirineo en moto?

Timing is everything cuando hablamos del Pirineo. La ventana buena de verdad va de finales de mayo a principios de octubre. Antes o después es jugártela con la nieve en los puertos altos. Mi experiencia me dice que junio y septiembre son la perfección absoluta: temperaturas suaves, poca gente y los paisajes en su mejor momento.

Julio y agosto son seguros en cuanto a clima – todos los puertos abiertos, sol garantizado… pero también media España y Francia de vacaciones. La Bonaigua en agosto puede ser un desfile de motos, caravanas y domingueros varios. Si puedes evitarlo, mejor. Los valientes que se atreven con la segunda quincena de mayo o primera de octubre pueden llevarse el premio gordo: colores otoñales espectaculares o el despertar primaveral de la montaña. Eso sí, infórmate bien porque algunos puertos pueden estar cerrados por nevadas tardías o tempranas.

Un detalle importante: las tormentas de verano en el Pirineo son cosa seria. Por las tardes se forman unas tormentas que dan respeto. Mi consejo: madruga y haz los puertos por la mañana. Por la tarde, mejor estar ya en el hotel tomándote una cerveza viendo llover desde la ventana. Sea cuando sea que vayas, consulta siempre webs especializadas en meteorología de montaña. El parte general no sirve – necesitas información específica de altura. Con sentido común y buena planificación, cualquier época dentro de esta ventana puede darte una experiencia inolvidable sobre dos ruedas.

Las mejores rutas en moto de carretera por Tarragona y alrededores

Tarragona es como ese amigo que parece tranquilo pero luego te sorprende. La provincia tiene de todo: costa que no tiene nada que envidiar a la Costa Brava, montañas del interior que son pura diversión y esas llanuras donde puedes abrir gas sin remordimientos. Es el territorio perfecto para los que buscan variedad sin tener que hacer miles de kilómetros.

La N-340 tiene mala fama por el tráfico, pero hay tramos que son gloria bendita para las motos. [Texto cortado aquí…]

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